Se vivían los últimos días del otoño, el aire era seco y frió por las tardes, en las faldas de los montes se formaban varios arroyos y en la orilla de uno de ellos se encontraba un ser de figura pueril, mirada desconfiada y sonrisa inaudible, era pardo el bruto, a la espera de ver pasar algún indicio de estiércol para beber agua en ese instante, las heces según “el tosco” como también era llamado, daban un gusto mucre que podía permanecer en el paladar toda una jornada, el estrecho riachuelo, de tres palmas de ancho, advirtió al bruto de la presencia de compañía río arriba, el brillo del sol parecía ya no existir para el tosco, se sentía invadido en todo lo suyo, que según este era cuanto pudiese ver sin ser apedreado por una tortuga ciega que enviase el vaticano,- “haré que se peden de espanto” dijo a si mismo, y se lanzo cautelosamente por entre las ramas verdes que bordeaban el riachuelo, camino agazapado corriente arriba, la nariz por delante para espiar los olores, de la cual previamente retiro todos los mocos con movimientos circulares de los dedos meñiques de ambas manos, , sin embargo , su afanosa búsqueda logro ser distraída por la leve figura d una diminuta mariposa que con su enorme lengua retiraba cuanto néctar podía de las pequeñas flores amarillas donde se posaba, al levantar la cabeza otea, al otro lado del río, la negra silueta de una enorme conífera que alojaba enredaderas, esta, impacto al tosco, pero no solo enredaderas guarecía, sino también la figura imponente de un ser jamas visto por el bruto, este ser, corpulento y bastante mas alto, lucia una cabellera roja que le llegaba hasta el culo, el tosco da un brinco de animal destreza, quedando a espaldas del pelilargo, Apenas el tosco toco tierra el pelilargo con igual destreza saca de un negro estuche que traía a cuestas una herramienta similar a un hacha, negra y adornada con gruesas cuerdas metálicas, ambos se encontraban frente a frente, esperando la reacción primera de su oponente, el silencio colmaba el espacio con un denso zumbido, la brisa llego por detrás del bruto, trayendo hojas y meciendo los largos cabellos rojos del forastero, mientras el bruto pensaba en lo útil que le seria esa brisa si arrastrase el hedor de uno de sus pedos, el otro desplazaba un dedo sobre la mas gruesa de las cuerdas metálicas, apretó lo mas que pudo y soltó, esto produjo un gran estruendo similar al de un gran pedo de hipopótamo con gastritis, “soy Roberto el rojo” exclamo, mientras el bruto yacía boquiabierto - “y busco a jotape el loco” agrega el rojo, el bruto sin pestañear aun, cerro los ojos y se irguió, acomodo sus burdas ropas y disimulando su enorme sorpresa, tomo aire asta mas no poder, con una actitud ceremoniosa espero unos segundos y lanzó un eructo que, a pesar de no lograr el estruendo producido por el rojo, empapo los cabellos del rojo y mojo su rostro con una espesa y mal oliente baba, transparente, pegajosa y adornada con trozos de algún tipo de alimento del que hiciera ingesta con anterioridad. Limpio su boca y dijo petulantemente –“nadie se peda o eructa más fuerte que yo por estos lares” y dando un paseo inspeccioso alrededor de Roberto el rojo, agregó -“de seguro ese instrumento es obra de los dioses, y siendo así, dejare pasar este oprobio”, el rojo contenía exitosamente la carcajada que le producía ver a tal bagual explayarse como todo un señor, sin caer en insolencia el rojo insiste en su misión de encontrar a jotape el loco, tema que al bruto incomodaba un poco, se sabia que jotape el loco era poseedor de un pasado inteligible lleno de sombras y escollos.
“¿Que motivo os inspira a buscar a “jotape el loco? ” El rojo sin titubear responde orgulloso “ algunos burgundios que torture confesaron como ultimas palabras que jotape el loco podría tener respuesta a mi búsqueda”- “que búsqueda?” Balbucea el bruto agitando la diestra, como obligando a que el rojo no se detuviese en el relato -“busco las x del poder?” Sin mas ni más los ojos marrón oscuro de “el bruto” se transformaron en dos perlas negras que brillaban a la sombra de sus espesas cejas. “El rojo”, procurando no ofender a “el bruto”, ofreció a este unas cuantas monedas de oro para que le guiase en el bosque, “el bruto” solo accedió a tal oferta cuando “el rojo” le insinuó que tras esta aventura podría encontrar una doncella pálida y virgen, a la que “el tosco” ya le saboreaba las axilas, el bruto era exigente en sus gustos, a pesar de que en su niñez, solo conquisto quiltras de barrios bajos. Guiar a “el rojo” por el espeso bosque era una tarea fácil para este bagual que habitaba el lugar desde que fue desterrado por los santiagundos. Caminaron unas decenas de metros y pardo, que siempre caminaba delante, voltea mirando al rojo y con el brazo extendido mostrando su palma, el rojo se detiene, mientras el bruto de un brinco se abre paso entre ramas y desaparece en un agujero que estaba entre unas rocas, mientras el rojo saca de entre sus ropas una botella y bebe un rápido sorbo, el tosco sale con un pequeño ato a la espalda y un pequeño bolso de cuero entre las manos, el que luego ciñó al cinturón con una tira de cuero.-“ahora si!” Dice el bruto mirando al extranjero, y se puso a caminar. Ambos caminaron juntos por entere los arboles cantando, riendo y eructando, no había de que temer, “el bruto” todo lo había devorado o espantado con su hedor por varias millas a la redonda.
El bosque era muy espeso, tanto que pareció oscurecer a medida que avanzaban, el camino era siempre río arriba, el suelo, cada vez más húmedo, y en un momento se coronó con un manto vaporoso que no dejaba ver claramente donde caían las pisadas, esto complicaba el avance por entre los arboles que hacían gala de grandes raíces expuestas, ambos advierten la presencia de alguien o algo, una negra y pequeña silueta se movió no muy lejos de donde estaban, acelerando el paso siguieron sin mirar atrás, saltando raíces y esquivando ramas a una velocidad malabarésca, hasta salir al otro lado del bosque, acá brillaba el sol nuevamente, los dos apoyando las manos en sus rodillas jadeaban como perros asmáticos, “el bruto” calmando un poco la respiración dice –“A unos trescientos pasos dobles, bordeando el río, es donde tenemos que llegar”, el rojo asiente con la cabeza, caminaron dando rápidos vistazos para atrás y al avanzar un poco vieron entre las sinuosidades del camino un pequeño salto rocoso de unos dos hombres de alto. El bruto comenzó a untarse barro limoso en el rostro, diciendo a el rojo que hiciera lo mismo, ante la negativa, este fue sometido bajo presión de golpes a cubrir su rostro de barro, todo esto burdo y pueril so pretexto de ser admitidos por jotape el loco ante su presencia. jotape el loco, ser de baja estatura pero de gran sabiduría y barriga prominente, conocido, también, con diversos nombres todos anteponiendo jotap..., gustaba de lanzar chillidos armónicos con su bastón mágico y cautivar a ilusas doncellas menores de edad bajo el secreto de la pena. Ya en el salto, bastaron escasos minutos para caer bajo la observancia desconfiada de “el loco” que se ocultaba exitoso tras unos arbustos, embarrado en cara y brazos, los que extendía al cielo en histriónico gesto, según él, imitando ramas de árbol, vestía pieles de distintos animales pequeños, todas oscuras casi negras, el marengo aspecto terminaba coronado en un cráneo de gacela lenta que lucia sobre su cabeza. El repentino chillido agudo de su bastón mágico, acompañado de un brinco muy propio del hechicero, hizo levantar las aguas del pequeño riachuelo, la corriente creció y el delgado cordón de cristal y plata se tiño de marrón, alzándose como un equino al galope. “ Quien se atreve a interrumpir mi tranquila soledad”- grita el loco desde su escondite, mientras el veloz equino pasaba entre los confundidos huéspedes y el arisco anfitrión.
continua .
3 comentarios:
AJAUAJAUAJAUAJAUAJUAUA
Jotape el loco... ajuajauauaua!!!
y se vienen nuevas aventuras???
saludos
buenos recuerdos!
el rojo.
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